En el interior del estado de Bahía hay un tesoro, no muy escondido, pero de una riqueza incalculable. Floresta muy tupida, pozos de agua negra y muchas cascadas. Chapada Diamantina es un parque natural sin precedentes.

Como todo tesoro, llegar a él no iba a ser tarea sencilla, al menos para nosotros. Desde la población de Diamantina nos quedaban aún 900 quilómetros por delante hasta llegar a Mucugê. No sabíamos ni cuantos días íbamos a tardar ni donde nos tocaría pasar las noches.

Estábamos en Montes Claros cuando Jailson nos llamó a lo lejos y nos preguntó dónde nos dirigíamos. Después de trayectos muy cortos, habíamos decidido aceptar sólo aquel que nos avanzara un largo recorrido y si era camionero, mucho mejor. La carretera que une Montes Claros y Vitoria da Conquista está en un estado deplorable y tardamos un día y medio para hacer los 480 kilómetros que separan ambas ciudades. Una de las peores carreteras que hemos visto en mucho tiempo. Por ésta en concreto circulan la mayoría de camiones que se dirigen hasta Salvador de Bahía o continúan su trayecto más al Norte. Parece que el gobierno se ha olvidado de arreglarla y vemos como un par de personas trabajan en algunos trozos parcheándola con la arena de los arcenes a cambio de las monedas que les tiran los camioneros desde la ventanilla en forma de agradecimiento. Nos da por pensar en que si todos los que pasan por esta carretera tienen que esperar a que su gobierno haga algo, van apañados. ¡Si no hay trabajo, hay que inventárselo!

El primer día no llegamos a Vitoria da Conquista y pasamos la noche en Salinas en una estación de servicio entre alguna que otra situación surrealista. El segundo día llegamos a Vitoria da Conquista, tuvimos que pasar la noche en un motel a las afueras de la ciudad enfrente de la cerrada estación de autobuses y nos despedimos de Jailson, poniendo rumbo a Mucugê.

A carona con Jailson
A carona con Jailson

Este pueblo, adentrado en la Chapada Diamantina, es bien bonito y sencillo. Sin saberlo, llegamos un día de celebración popular y nos gustó tanto que decidimos quedarnos una noche más de lo que habíamos pensado. Un pueblo tranquilo que, coincidiendo con la fiesta, al caer la noche la plaza se abarrotaba de gente, con música en directo y un ambiente que nos apeteció conocer.

Carretera hacía Lençois en Mucugê
Carretera hacía Lençois en Mucugê
Mucugê
Mucugê

Después fuimos a Lençois, mucho más turístico pero con muchas más posibilidades en cuanto a naturaleza se refiere. No teníamos límite de tiempo, así que cada día nos dedicamos a hacer aquello que el cuerpo nos pidiera.

El día que llegamos, llegaba la antorcha olímpica. ¡Otra vez, nos estaba persiguiendo! El pueblo estaba volcado, como en la anterior ocasión, pero esta vez no iba a ser recibida con tanta ilusión. Un gran grupo de manifestantes montó un acto en paralelo a favor de que las inversiones económicas se dirigieran a los grupos más desfavorecidos, a la educación y a la salud del país. Eso sí, de forma festiva y haciendo como mejor saben, al ritmo de los tambores.

Lençois
Lençois
Día de la antorcha olímpica
Día de la antorcha olímpica
Muchos no están de acuerdo
Muchos no están de acuerdo
Niño de Bahía
Niño de Bahía

En los alrededores del pueblo hay tantos lugares para recorrer que abarcarlos todos es casi misión imposible. Bien cerca, uno puede ir a bañarse en unos agujeros formados con el paso del tiempo por el agua. Auténticos pozos negros, debido al fondo y al color del agua. Un poco más allá, la Cachoeria Primavera y la Cachoeirinha permiten a uno relajarse y tomar una ducha natural de agua más clara. Y hay más diversión, Ribeirão do Baixo es ideal para bañarse, pegar saltos y disfrutar del río de una manera tranquila. Remontando el mismo río uno se encuentra con Ribeirão do Medio, que además de poder bañarse uno puede divertirse tirándose por su tobogán natural. Todo muy entretenido y sin necesidad de andar más de 30 minutos desde el centro del pueblo.

Cachoeirinha
Cachoeirinha
Poços Pretos
Poços Pretos
Ribeirão do Baixo
Ribeirão do Baixo
Ribeirão do Medio
Ribeirão do Medio
Argentinos, Chilenos, Brasileños, Españoles y Uruguayos ¡Viva la multiculturalidad!
Argentinos, Chilenos, Brasileños, Españoles y Uruguayos ¡Viva la multiculturalidad!

Más alejado, a unas 3 horas caminando, está la Cachoeira do Sossego. Merece mucho la pena acercarse hasta aquí, y no hay que olvidarse el bañador porque el pozo que se ha creado es realmente impresionante. El color tan oscuro del agua puede indicar lo contrario, pero es totalmente apta para el baño. Aquí la cascada pega con fuerza, el pozo es mucho más profundo, el agua más fría.

Cachoeira do Sossego
Cachoeira do Sossego
Dentro de la Cachoeira de Sossego
Dentro de la Cachoeira de Sossego

Pero a la Chapada Diamantina hay que verla desde arriba también. El día que decidimos visitar el Morro do Pai Inacio tuvimos mucha suerte, la pareja que decidió recogernos iba a visitar varias cosas ese día y no íbamos a rechazar su invitación de acompañarlos, por supuesto. El Poço do Diabo también es un buen lugar para visitar, la vista es maravillosa y el lugar idílico. Otro punto conocido y al que van muchos visitantes es Pratinha, un lugar de agua totalmente transparente, algo raro en esta zona, y donde hay grutas naturales de alto valor ecológico. De ahí nos fuimos para el Morro do Pai Inacio a ver la puesta a sol. Desde esta perspectiva la Chapada Diamantina cambia su belleza de rincones escondidos y muy acuáticos a formaciones montañosas vertiginosas con juegos de luz y sombras, todo un espectáculo para los sentidos. Solo hay que sentarse y disfrutar.

Poço do Diabo
Poço do Diabo
Dentro de la cachoeira de Poço do Diabo
Dentro de la cachoeira de Poço do Diabo
Pratinha
Pratinha
Gruta da Pratinha
Gruta da Pratinha
Gruta Azul
Gruta Azul
Chapada Diamantina
Chapada Diamantina
Chapada Diamantina desde Morro do Pai Inacio
Chapada Diamantina desde Morro do Pai Inacio

Nos quedaron muchos rincones por conocer, pero nos dio todo lo que esperábamos de ella. Chapada Diamantina es un lugar hermoso, nos relajó, nos presentó una parte de la cultura del interior de Bahía y lo hizo rodeándonos de naturaleza. No podíamos pedirle más, bueno sí, unos ricos Açaís, pero como en Lençois hay un lugar que los preparan espectaculares, lo teníamos todo.

Atardecer
Atardecer