La ciudad de Latacunga pretendía ser nuestro campo base para visitar la laguna Quilotoa y el Parque Nacional Cotopaxi. Antes de salir de Quito ya sabíamos que al volcán Cotopaxi iba a ser imposible acercarse, pues está en alerta de erupción y el parque nacional está completamente cerrado al público por el alto riesgo.

Pero la laguna de Quilotoa estaba ahí para darnos el gustazo y quitarnos esa espinilla.

Una antigua caldera creada por el colapso de un volcán y rellenada de agua da como resultado una preciosa laguna de diferentes tonalidades de azul.

El día lo pasamos tranquilamente. Bajar el camino polvoriento hasta el nivel del agua, descansar un poco para luego remontar hasta la arista de la caldera y disfrutar del paisaje que brinda esta joya de la naturaleza.

Laguna Quilotoa
Laguna Quilotoa
Tonalidades de azul
Tonalidades de azul
Burrito en Quilotoa
Burrito en Quilotoa
Nosotros
Nosotros
Durante el camino de bajada
Durante el camino de bajada
A orillas de la laguna
A orillas de la laguna

A la vuelta, después de conseguir un levantón y que un coche nos llevará de regreso a Latacunga por unos paisajes increíbles, para nuestra sorpresa, el gran volcán Cotopaxi estaba ahí, dejándose ver por un momento, el justo para que pudiésemos coger la cámara y por el hueco de la ventana del hospedaje sacarle una fotografía. Humeante y desafiante, se reveló ante nosotros el segundo volcán más alto de Ecuador.

Volcán Cotopaxi desde Latacunga
Volcán Cotopaxi desde Latacunga

Pues contentos seguimos nuestro camino hacia el sur, desviándonos un poco hacía el Oriente para llegar hasta el pueblo donde muchos extranjeros han decidido quedarse a vivir. ¿Cuál será la razón?