Continuamos nuestro viaje por el Sur de Argentina y nuestra próxima parada fue en la ciudad del Calafate. La ciudad está muy enfocada al turismo debido a su proximidad al Glaciar Perito Moreno.
Cuando lo vimos nos quedamos mudos y no es de extrañar, la masa de hielo que se extiende por todo el valle y el agua es impresionante.
Tras estos días, y con rumbo sur, nos pusimos en marcha, nos plantamos a la salida de la ciudad y extendimos nuestros pulgares para proseguir nuestro camino. Nos saltamos la parte chilena del recorrido, que ya explicamos en Lindo país con vistas al mar, y proseguimos a contar que tal nos fue hasta llegar al fin del mundo.
Fueron varios autos los que nos levantaron durante nuestros recorridos, cada uno nos brindó una experiencia única. Des de Rodri y Anabella, una pareja que decidió darse media vuelta para recogernos y acercarnos un tramo de nuestro camino y con los que la conexión fue excelente, hasta un conductor de autobús que no tuvo problema en subirnos yendo totalmente vacío y que de alguna manera daba a entender al mundo que la hospitalidad y la solidaridad es una elección personal. No podemos olvidar tampoco a la familia madrileña-chilena que paró el auto como a un kilómetro de donde estábamos después de asimilar el cartel que portábamos, o a la pareja de franceses que recién empezaban su viaje por América y que abordamos en el ferry aprovechando su confusión al pensar que éramos franceses, un chico de Buenos Aires con una filosofía de vida muy clara, el camionero que se aburre de hacer el mismo recorrido solo y tres mujeres que parecían más que acostumbradas a recoger a los autoestopistas que se encontraban en su camino y que no tuvieron ningún problema en cruzar la frontera junto a nosotros.
Cualquiera que haya oído hablar de Ushuaia, o la haya visitado, sabrá que es una ciudad importante en el territorio argentino y no menos peculiar ya que se encuentra en la entrada al Canal de Beagle, un paso importante del comercio fluvial intercontinental. Es un lugar tan espectacular rodeado de montañas y lugares tan interesantes para visitar que la convierten en una ciudad tan turística como comercial. Lo curioso es que para ser una ciudad tan alejada del resto se ha convertido en un lugar tan vario pinto y cosmopolita gracias a las diferentes influencias que recibe desde todos los frentes. Aquí se puede encontrar todas las nacionalidades, afincadas o de paso, solo hay que acercarse una noche a algún bar para darse cuenta.
Su apogeo máximo es en invierno, donde el Cerro Castor atrae a los esquiadores y da trabajo a muchísimas personas, tanto del país como a extranjeros. Pero también durante otra parte del año salen los cruceros a la Antártida, llegan otros cruceros que recorren el mar Atlántico y hospeda a los amantes del trekking y la naturaleza.
Junto Maxi pasamos los días en la ciudad, y no pudo ser mejor. Conocimos muchos lugares, nos mostró sus rincones predilectos y nos echó buena cuenta de cómo funciona la vida en una de la ciudades más lejanas de Argentina. Nuestros días transcurrieron tranquilamente visitando la ciudad, paseando por el paseo de la costa cercano al puerto y admirando su enclave, visitando el Museo del Presidio para conocer parte de la historia de la ciudad y su creación, un paseo a la Laguna Esmeralda des de donde pudimos divisar Cerro Castor. También el Glaciar Martial, que se alza por encima de la ciudad y al que se llega des de unas antiguas pistas de esquí.
Y así completamos nuestra gesta, el reto de llegar a dedo hasta el fin del mundo. Pero no estaba todo hecho, aún quedaban por delante unos tantos kilómetros antes de completar totalmente nuestro propósito. Así que un día nos despertamos con las pilas a reventar de energía y con nuestro mejor ánimo para plantarnos en la entrada de Ushuaia. Salimos rumbo al norte, nuestro objetivo La Plata – Buenos Aires ¡3094 kilómetros!
Rio Grande, fue un destino para nosotros de puro trámite, pero que nos permitió conocer a Nancy, una mujer tan viajera y alegre, con un viaje a meses vista y que nos permitió rememorar otros viajes anteriores. La estancia fue corta pero intensa, y nuestro camino tenía que seguir. La próxima parada fue en Rio Gallegos, donde nos recibieron Rodri y Anabella, la pareja que nos sacó de Calafate y con los que congeniamos muy bien. Pasamos un fin de semana junto a ellos. Tan apreciados gestos que tuvieron con nosotros que no podremos olvidar jamás nuestro paso por su ciudad, Río Gallegos para nosotros es Rodri y Anabella.
Tristemente no podíamos alargar más nuestro paso y pusimos rumbo fijo a La Plata por la interminable, solitaria y árida costa Atlantica, en total sumaríamos tres días antes de llegar a esta ciudad desde que salimos de Río Gallegos, durmiendo en estaciones de servicio y haciendo cientos de kilómetros cada día. El motivo de nuestra fijación no era otro que encontrarnos con Nico, un gran amigo que iba a cumplir años y que teníamos la oportunidad de reencontrarnos para esta fecha y celebrarlo juntos.
Completa nuestra etapa viajera por el sur de Argentina, echamos la mirada atrás, recapacitando de lo aprendido, de lo vivido. Los instantes tan intensos que nos dejan huella para toda la vida y que de ninguna manera podremos olvidar lo que está suponiendo esta realización de un sueño.
2 comentarios
buffff que decir……….mi mas sincera enhorabuena, ni mas ni menos.
Un abrazo pareja.
salu2
Hola Miguel,
¡Gracias! Una gozada haber descubierto durante el viaje el autostop y fíjate ahora… nos aporta muchísimo. Nuestro objetivo fue recorrer miles de kilómetros entre Chile-Argentina de esta manera y lo conseguimos.
La ayuda de todas las personas a lo largo del viaje nos han echo creer más en esta humanidad y que realmente para viajar no se necesita mucho dinero si no ganas de afrontar retos. Muchos personas saben lo que es salir a viajar con «poca plata» ¡y viajan! ¡No hay nada imposible!
Saludos,
Alberto y Sonia