Aterrizar en Indonesia y que el visado nos costara 10 dólares por persona más de lo que teníamos previsto, nos dolió, más aún cuando si pagábamos en dólares el cambio no iba a nuestro favor. Pagar con la moneda local tampoco mejoraba la situación. Una vez aterrizados y delante del mostrador no teníamos muchas alternativas.

Después de esto decidimos irnos hacía Yogyakarta, pasar como siempre de los insistentes taxistas y andar los 10 kilómetros que hay desde el aeropuerto hasta el centro de la ciudad.

Teníamos tiempo, aunque no podemos negar que llegamos cansados. Más aún cuando buscar alojamiento se complicó más de lo normal. Lo que nos pedían era muy exagerado y nosotros no estábamos muy dispuestos a ello. Después de largas negociaciones y mucha paciencia conseguimos algo.

Pues así transcurrieron absolutamente todos los días en la isla de Java, un día tras otro, las personas que se dedican al turismo no paraban de intentar colárnosla y nosotros cansados decidimos no contratar ningún servicio de transporte, ni nada que se le pueda parecer. Lo único de lo que teníamos que preocuparnos era negociar el alojamiento y la comida. Por lo demás la buena gente local nos ayudó a movernos de una ciudad a otra, eso sí, sin entender muy bien que era eso del hitch-hiking, pero a nosotros nos evitó muchos disgustos y podemos asegurar que fueron las mejores experiencias del viaje por toda la isla.

Contado esto, en la Isla de Java nos movimos para ir a ver lo más común, siempre en dirección Este.

Nuestros pasos nos llevaron hasta el templo budista más grande del mundo, Borobudur. Quizá por la mala experiencia que veníamos arrastrando, o porque ya hemos visto muchos templos, éste no nos pareció nada del otro mundo. Cabe destacar las peculiares campanas y las vistas que ofrece, pero quedan eclipsadas por el injusto precio de la entrada del templo cuando la discriminación racial y el negocio se apoderan de lo que es un lugar sagrado. Uno de nosotros no entró.

Estatua de Buda
Estatua de Buda
Estudiantes locales deseosos de practicar inglés con los turistas extranjeros
Estudiantes locales deseosos de practicar inglés con los turistas extranjeros
Relieves de una pared del templo
Relieves de una pared del templo
Estupas en la cima del templo
Estupas en la cima del templo

La siguiente prueba le tocó al volcán Bromo. Es otro imperdible de la Isla de Java.

Su paisaje lunar que se desvela ante el visitante es sencillamente espectacular. Acercarse hasta él, por cuenta propia, no es sencillo. Otra mala experiencia a sumar. En la caldera, nos olvidamos de lo que habíamos vivido momentos atrás para admirar el paisaje. Aunque el Bromo no es el volcán más perfecto de alrededor, es el que está activo y al que se puede subir hasta el cráter. Humeante, aunque cada vez menos desafiante, se muestra como la puerta al infierno. Al día siguiente lo admiramos des de lo lejos con las primeras luces del día.

Cráter del volcán Bromo
Cráter del volcán Bromo
Amaneciendo
Amaneciendo
Paisaje del Monte Bromo
Paisaje del Monte Bromo
Zona volcánica del Volcán Bromo
Zona volcánica del Volcán Bromo

Pero aún no habíamos terminado con los volcanes de la isla de Java. Kawah Ijen nos esperaba.

Fue la experiencia volcánica más espectacular que hemos vivido. Dormimos literalmente en el suelo junto a una hoguera que hicimos a las puertas del volcán, nos despertamos muy temprano. Si te despiertas muy pronto y llegas antes que los rayos del sol iluminen la montaña, puedes ver las blue fires. El volcán expulsa constantemente un humo que cambia de dirección con el viento y hay que andarse con ojo, taparse bien al respirar y salir de la nube. Después del espectáculo de luces, tocaba admirar el hermoso lago turquesa y ver la dura vida que les toca vivir a los trabajadores de azufre. Ganando por transportar quilos y quilos de azufre durante los pocos años de vida que le esperan para mantener una familia, mientras otros se hacen de oro llevando turistas hasta ese punto.

Volcán Kawah Ijen con el lago ácido color turquesa en el cráter
Volcán Kawah Ijen con el lago ácido color turquesa en el cráter
El azufre lo transportan en cestas recorriendo un largo camino
El azufre lo transportan en cestas recorriendo un largo camino
Los mineros llevan mucha carga, 80 quilos aproximadamente
Los mineros llevan mucha carga, 80 quilos aproximadamente
Fuente constante de azufre
Fuente constante de azufre

La isla más poblada del mundo nos lo dejaba claro, teníamos que sacar lo mejor de nosotros mismos. Disfrutar de lo que más nos gusta de viajar y evitar a toda costa acercarnos a cualquier punto que oliera a reclamo turístico, cosa difícil. Salirse no es fácil en un país que se dedica en su mayor parte al turismo, pero hacerlo de manera diferente es posible, eso sí, con muchos dolores de cabeza, pero nosotros teníamos ganas de intentarlo.