Llevábamos mucho tiempo soñando con recorrer los pueblos cercanos al Tibet de la provincia de Sichuan en China, así que hacía allí dirigíamos nuestros pasos.

Pero antes y para despedirnos de la provincia de Yunnan, pasamos unos días en un pueblo llamado Shangri-La, a más de 3000 metros de altitud, cerca de las montañas.

Durante el camino a Shangri-La, pasamos a ver la Garganta del Salto del Tigre, considerada como la más profunda del mundo. Por ella corre el río Yangtsé que con años y años de trabajo ha esculpido a su antojo las paredes y modificando la morfología.

El recorrido puede hacerse de diferentes formas, realizando un trekk por la parte baja o alta de varios días, o si no se tiene tiempo, basta con coger un autobús y acercarse a alguno de los puntos más famosos que se reparten por toda la garganta.

En uno de los puntos tomamos un camino que lleva abajo hasta el río y por el que hay que pagar para poder bajar por él, un extra más habiendo pagado el ticket de entrada, porque ver la garganta no es gratis. Éste sendero no es muy largo pero si vertical, así que en poco tiempo se está a la altura del río observando las garganta des de abajo. Al llegar abajo hay cientos de personas que quieren hacerse la foto y creemos que por este motivo, no nos acabó de impactar el lugar, eso sí, tenemos que reconocer que el enclave montañoso es precioso.

Garganta Salto del Tigre
Garganta Salto del Tigre
En la parte baja de la Garganta
En la parte baja de la Garganta

Así que una vez vista, proseguimos nuestra ruta hacia Shangri-La.

Vistas desde el autobús
Vistas desde el autobús
Paisaje
Paisaje

Hace un año la parte antigua de esta ciudad sufrió un incendio importante y dejó gran parte destruida. La mayoría de alojamientos desaparecieron y hoy solo quedan algunos de los que existieron en su momento y otros que justo empiezan ahora.

No sabemos si ésta fue la razón por la que la sentimos una ciudad muy tranquila, pero decidimos quedarnos por unos días.  Por la noche las temperaturas bajan en picado, pero durante el día el sol es espléndido, se notaba que la temporada de invierno aún no había acabado ya que aún habían restos de nieve por las calles. Paseamos sus calles, con la mayoría de comercios cerrados por el año nuevo chino y nos impregnamos de la serenidad del lugar.

Ruedas de oración
Ruedas de oración
Templo en la colina
Templo en la colina
El casco antiguo a nuestras espaldas
El casco antiguo a nuestras espaldas

En la ciudad antigua hay una rueda gigante donde acuden cada día muchos aldeanos de los alrededores y los mismos ciudadanos. Antes de caer el sol, el templo se llena de gente.

También en la plaza, cada tarde se dispone un baile tradicional sencillo y muy espontaneo, donde todos, servidores incluido, se animan a danzar.

Rueda gigante
Rueda gigante
Banderas de oración
Banderas de oración
Pastando a sus anchas
Pastando a sus anchas

Nuestra intención era adentrarnos, des de aquí, en la parte tibetana de la provincia de Sichuan. Nunca imaginaríamos que en cuestión de dos días se iba a ir al traste todo el plan que teníamos, por falta de transporte debido a la festividad del año Tibetano o Losar. ¡Sí, nos juntamos que finalizaba el año nuevo chino y comenzaba otro! Todo se para, así que después de intentar por todos los medios subir a más altura, desistimos y decidimos que era mejor obviar esta idea e intentarlo por segunda vez, pasado Chengdú.

Calles del casco antiguo
Calles del casco antiguo