Toma de contacto en Asia Central: en un tren soviético por el Sur de Kazajistán

Al cruzar la frontera de Uzbekistán Kazajistán, una vez fuera del edificio fronterizo andamos tres kilómetros hasta la carretera principal para poder llegar en autostop a Shymkent. La ubicación era perfecta y pasaban tantos coches, que salir iba a ser muy sencillo. Teníamos la seguridad que alguien nos llevaría sin problema. Una vez plantamos las mochilas en el suelo y extendimos nuestro pulgar, no tardó ni un minuto en parar el primer coche.

– ¿Shymkent?
– Da
– ¿Avtostop, ok?
– ¡Ok!
– ¡Vámonos!

Shymkent, es una ciudad grande, agradable con espacios modernos, pero sin muchas pretensiones: algunos cafés, restaurantes y puestos de fastfood en el centro. Nos alojamos a las afueras de la ciudad en una agradable homestay mientras visitábamos la ciudad, Turkestán y esperábamos el día para realizar el trayecto hasta Almaty en un tren de la época soviética.

Turkestán es una ciudad de suma importancia dentro de Kazajistán. Khoja Ahmad Yasafi, el gran shaij sufí, fue enterrado aquí y Timur hizo levantar un mausoleo sobre la tumba. El edificio en forma de domo es una obra de grandes magnitudes. En los alrededores hay una casa de baño y otros mausoleos. Durante muchos siglos fue un importante centro de comercio para los musulmanes kazajos. Ir tres veces a esta ciudad equivale ir una a La Meca y la ubicación la convierte en una ciudad fronteriza entre el mundo persa y el mundo nómada. Todas estas razones la convierten en una ciudad interesante a ojos históricos, pero exceptuando el Mausoleo de Ahmad Yasafi no le vimos mucho atractivo más que ofrecer.

Nos fascinan los viajes en tren. Al día siguiente nos esperaba un viaje de 16 horas de Shymkent a Almaty en un antiguo tren soviético. Estos trenes junto con los talgos – sí, son de la empresa ferroviaria española – en Kazajistán y también en Uzbekistán, circulan de forma regular. En la mayoría solo se puede escoger cama – no asiento – y categoría. El tren nos pareció de lo más auténtico y nos volvió a recordar que algún día tendríamos que realizar el Transiberiano. Todo tipo de detalles nos hacían pensar: ¿Y qué bien, no? Los camas inferiores se levantan, a modo de baúl, para poder guardar dentro tus pertenencias, un calentador de agua a carbón mantiene durante todo el trayecto agua caliente a disposición, con teteras y tazas por si te quieres hacer té y hacer el recorrido más ameno.

Sentados en las ventanas laterales disfrutamos del paisaje y de lo que acontece dentro del tren. La gente mayor es curiosa pero parecen algo vergonzosos, nadie se atreve a preguntarnos nada pese a que en el cruce de miradas les sonreímos, excepto un par de niños que se fijan en los dos turistas y empiezan a reclamar atención, tratándonos como si fuéramos dos monos de feria. Alguien que habla inglés nos pregunta y entonces empiezan la ronda de preguntas, pero la hora de dormir está al caer, el revisor pasa a poner orden y asegurarse que todas las camas están preparadas. Luces apagadas y a dormir.

Llegamos a Almaty por la mañana. Paseamos un poco por sus calles mientras nos dirigíamos a casa de nuestros couch’s. La experiencia fue genial, pero no nos gustó demasiado la ciudad. Todos hablan de que es una ciudad europeizada muy conveniente, pero ya sabemos que de interesante tienen este tipo de ciudades. Durante los días le daríamos varias oportunidades, visitando su mercado, monumentos y demás sitios de interés. Anduvimos de arriba a abajo para no perdernos ningún rincón y aún así nos pareció aburrida. Lo mejor, que nos volvimos a encontrar con Dani, desde Taiwan que no lo veíamos. Hemos perdido la cuenta de las veces que nos hemos encontrado por el mundo, en países muy dispares.

Dicen que lo mejor de Almaty está en sus alrededores, pero no fuimos. Hicimos un intento, pero la mayoría de días se los paso lloviendo y nuestra mente estaba puesta en Bishkek y en la gestión de las próximas visas de Tayikistán, Turkmenistán e Irán, para poder continuar el viaje por la Ruta de la Seda.

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VísteteQueNosVamos
GeorgeTown.Bicycle Street Art

Alberto Campaña y Sonia Díaz son los autores de VísteteQueNosVamos, una web que nació en el año 2014 a raíz de un viaje vuelta al mundo. Apasionados de los viajes y de la montaña desde siempre, en un par de ocasiones decidieron dejarlo todo y salieron a conocer el mundo sin billete de vuelta. Una vuelta al mundo los llevó por Nepal, Sudeste Asiático, China, Japón, EE.UU y Sudamérica, recorriendo miles de kilómetros en transporte público, a pie y en autostop. A finales del año 2019 finalizaron su ruta por el Indostán, Asia Oriental y Central, y regresaron a España para comprarse una furgoneta 4x4. La decisión es clara, no quieren parar de viajar.

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