Ráquira, Villa de Leyva y Barichara guardan un encanto especial. Se consideran de los más lindos que se pueden ver en Colombia. Serán sus calles, la tranquilidad que se respira o la arquitectura colonial lo que hacen de ellos un destino turístico tanto para colombianos como visitantes extranjeros.

Son huellas de la historia del país, el legado colonial que ha perdurado hasta ahora, pero también son antiguos asentamientos precolombinos que de alguna manera han resistido el paso del tiempo.

Para visitar Ráquira y Villa de Leyva, pertenecientes al departamento de Boyaca, nos establecimos en Tunja, la capital, para acercarnos un día a visitar estas dos localidades. Uno está considerado como la capital de la artesanía y el otro Patrimonio Histórico y Cultural.

Ya antes de que llegaran los primeros conquistadores, Ráquira, o por aquel entonces Taquira, era conocido como ciudad de las ollas. En la región se trabajaba con la arcilla y su modo de subsistencia ha sido siempre la artesanía. Sus dos calles están repletas de tiendas con vasijas, tejidos, hamacas u ollas. La plaza central es un lugar tranquilo donde perder el tiempo un rato. Las esculturas explican resumidamente lo importante de este lugar.

Ráquira
Ráquira
Artesanía
Artesanía
Calles de Ráquira
Calles de Ráquira
Tienda en Ráquira
Tienda en Ráquira
Casas de Ráquira
Casas de Ráquira
Iglesia de Ráquira
Iglesia de Ráquira

A unos pocos kilómetros se encuentra Villa de Leyva y su extensa plaza de armas. Situada entre el páramo y una zona desértica, destaca por su gran plaza empedrada y sus edificios coloniales. Muchos son los que llegan hasta aquí para admirar, relajarse y disfrutar de este lugar. Pese a eso y al ser temporada baja, nosotros pudimos disfrutar de este pueblo sin demasiados visitantes por sus calles, refrescarnos en la fuente de la plaza y amenizar el tiempo charlando con sus habitantes.

Villa de Leyva
Villa de Leyva
Plaza de Villa de Leyva
Plaza de Villa de Leyva
Habitante de Villa de Leyva
Habitante de Villa de Leyva
Casa en Villa de Leyva
Casa en Villa de Leyva
Paseando las calles de piedra
Paseando las calles de piedra
Fuente en la Plaza Mayor
Fuente en la Plaza Mayor

Pero si tenemos que escoger uno de los tres pueblos que mencionamos, sin duda alguna ese es Barichara. Situado en un enclave único, sus calles empedradas, sus casas típicas de patios abiertos y unos alrededores para perderse hacen de esta localidad uno de esos destinos en los que no nos importaría quedarnos por una temporada.

Aquí los talleres de artesanía están a la orden del día. Se ofrecen cursos de varios meses en todo tipo de disciplinas como el textil, el trabajo de papel o la alfarería. Con un carácter bohemio las noches aquí son entretenidas gracias a los diferentes espectáculos que se dan, algunos gratuitos incluso.

Barichara
Barichara
Iglesia de Barichara
Iglesia de Barichara
Asomada en la ventana
Asomada en la ventana
Luz en Barichara
Luz en Barichara

Olivier y Natalia, junto a sus perros Mylo y Luna y su gata Lluvia, nos acogieron en su casa y gracias a ellos pudimos disfrutar muchísimo de nuestro paso por Barichara. Su hospitalidad y atención nos hicieron sentir como en casa y además nos enseñaron los alrededores del pueblo con una enriquecedora caminata hasta Cabrera, otro pueblito con encanto tan pequeño que las calles se pueden contar con una sola mano.

Muchos de los habitantes de Barichara suelen ser de otras ciudades, que escogen establecerse aquí para huir de las grandes urbes y dedicarse a una vida más creativa. Caminar sus calles, descender el acantilado hasta Cabrera y disfrutar de entretenidas veladas junto a nuestros anfitriones han hecho de nuestro paso por Barichara una experiencia genial.

De camino al pueblo de Cabrera
De camino al pueblo de Cabrera
Pueblo de Cabrera
Pueblo de Cabrera
Plaza Mayor de Cabrera
Plaza Mayor de Cabrera
Con Natalia y Olivier en su preciosa casa en los campos de Barichara
Con Natalia y Olivier en su preciosa casa en los campos de Barichara