Puducherry es un vestigio francés que hoy se mezcla con la cultura india. Lo que queda del legado francés se reduce a unos pocos km2 a orillas del mar, y la ciudad se extiende hacia el interior, ya con un carácter indio más definido. Dentro de la ciudad blanca se encuentran los edificios de estilo francés y los puntos de interés.
El paseo marítimo, el muelle y el barrio de pescadores son lugares por donde pasear contemplando el mar. Como curiosidad, aunque no nos guste mucho la idea, es acercarse hasta el templo Sri Manakula Vinayagar y ver como los fieles ofrecen al elefante que hay en la entrada algo de comida o dinero para que les bendiga. Sus ojos transmiten algo de tristeza, su lugar no es una ciudad pero no deja de ser majestuoso el animal al igual que el interior del templo. Sri Aurobindo, fue un guía espiritual muy importante en la India y su áshram es un lugar muy tranquilo y silencioso, donde se palpa la espiritualidad de sus fieles visitantes.
Un lugar que también nos despertaba curiosidad y queríamos conocer es Auroville. Una ciudad experimental. Surgió en el año 1968 y fue imaginada por Mirra Alfassa, conocida como La Madre, discípula y ayudante de Sri Aurobindo. Los fundamentos de esta ciudad se basan en un lugar de vida comunitaria donde todos sepan vivir en paz, sin importar ideas políticas, creencias o religión, donde haya igualdad, solidaridad y sostenibilidad hacia el planeta. Hicimos la visita al centro de visitantes y vimos el lugar de meditación y reunión para los aurovilianos. Nos hubiese gustado vivir la experiencia desde dentro, conocer alguna familia instalada en el lugar, pero no hubo suerte. Después de tantos años no sabríamos decir si sigue funcionando como en sus inicios y con las mismas bases. Tenemos dudas y hay muchas opiniones al respecto. Pero no cabe duda que es un ideal de humanidad romántico. La fraternidad de la humanidad, suena bien.