Seguramente Dhaka tenga muchas caras pero nosotros solo conocemos dos. Además, a día de hoy, cuando la recordamos nos vienen a la mente dos personalidades bien diferenciadas de la ciudad.
Cuando llegamos en barco de Hularhat a Dhaka lo hicimos a la parte antigua de la ciudad, Old Dhaka. Esperamos a que amaneciera. Salimos andando del embarcadero y el espectáculo que vimos a primera hora de la mañana ya era ajetreado. Hileras de autobuses, uno tras otro, y cobradores pegando gritos con la destinación. La zona del embarcadero de Sadarghat, por ubicación geográfica en la ciudad, es desde donde mejor se reparten los autobuses urbanos que van a parar a otras partes de ésta. La cuestión aquí es aclararse, porque escoger un autobús del cual se desconoce el recorrido y que todo está en bengalí, resulta tarea complicada. Sí o sí te tiene que ayudar algún local. Por cierto, como curiosidad, los autobuses están estéticamente rallados y abollados por todos lados. Se forman tales caravanas, y se crean nuevos carriles dentro de la ciudad, que entre ellos se rozan muchísimo.
Desechamos la idea del autobús y andamos unos cuantos quilómetros por muchas calles de la ciudad. Caminamos, pero no fue mala idea. Íbamos en busca de un hostal donde quedarnos unas noches y teníamos apuntadas algunas referencias económicas, pero en el fondo íbamos algo perdidos. El hostal escogido resultó ser una basura, había bichos por todos lados y por las noches en los pasillos mucho ruido. Lo único que tenia bueno eran las vistas a una de las calles más ajetreadas de Old Dhaka.
Old Dhaka puede ser un infierno, pero es el lugar con más personalidad de toda la ciudad. Es interesantísima, pero está muy contaminada. Se forma, junto al polvo, una neblina única que da a la atmósfera un cierto halo propio. Calles atestadas de comercios según género – sobretodo de ropa -, caravanas interminables de rickshaws – con su característico sonar de campanillas – y el andar de los locales, por supuesto.
Lo mejor es perderse por sus calles poniendo como excusa pasar por algunos puntos de interés turístico. El fuerte de Lalbah, el templo Dhakeshwari, Ahsan Manzil, la Iglesia Armenia, la Star Mosque, el Curzon Hall, el Monumento a la Independencia o la Mezquita Baitul Mukarram – la más grande del país y la décima más grande del mundo -, son algunos de los atractivos pero no lo más interesante. Basta perderse un poco por los alrededores de Sadarghat o Shakhari Bazar para darse cuenta que lo cotidiano de Old Dhaka es lo que le da personalidad. Realmente lo mejor está en la calle y en la zona del puerto. Es vida. Puedes encontrar zonas muy diversas como el de las bolitas para la fabricación de botellas de plástico, almacenes de madera, negocios de soldadura o vendedores de ropa y comida.
Algo que creemos imprescindible, y que cuesta poquísimas takas, es subirse a una de las barcas locales que se usan para moverse por el río. Pasajeros arriba y abajo. Grandes cargueros se mezclan con pequeñas barcas a remo, con algún barco a ras de agua cargado con basura o algún pescador probando suerte. No faltan los niños que juegan en las aguas del río o vendedores de comida rodeados del estruendo sonido de los motores.
No veníamos con la idea de hacer CS en Dhaka, pero finalmente nos decidimos. Nos picaba la curiosidad por ver otra cara, salir de ese hostal de mierda y experimentar otras maneras de vivir dentro de esta ciudad frenética.
Gracias al intercambio pudimos salir de Old Dhaka e irnos hacía la zona donde están las oficinas más importantes. Nos fuimos a la zona empresarial, por llamarlo de alguna manera. A la zona de la clase acomodada. Sin duda era otra de las caras de Dhaka. La segunda.
Bangladesh mira hacía el exterior en temas de negocios. Hay muchas sedes de empresas importantes establecidas en la capital. Economía. El negocio del textil es uno de los más importantes. Solo hace falta alojarse en uno de estos barrios para echar un vistazo por la ventana y descubrir que en cada apartamento hay talleres de ropa y oficinas de exportación. Zona de bancos y grandes centros comerciales. Zona de embajadas. La vida aquí tiene otra pinta. Se trabaja durante el día y, en acabar la jornada, un poco de ejercicio en el parque. Las familias salen con sus hijos al parque para que éstos se diviertan en los columpios. En Old Dhaka fue misión imposible encontrar estos momentos de respiro. Aquí se palpa el tiempo libre de las clases acomodadas. El trabajo pesado, la contaminación y el caos queda para la Old Dhaka.