Amritsar, posee el templo más importante para la cultura Sij. Un templo maravilloso, que se encuentra en el estado del Punjab, en India. Para una persona que procese esta religión, uno de sus objetivos en la vida será venir aquí, al Golden Temple. Como tantas otras religiones que conviven en este país, cada una con sus peculiaridades, costumbres, estilos, formas de vida y pensamiento. En la India, la religión Sij, es una más.
Volvamos al templo. Volvamos a la parte que se ve a simple vista. El enclave es espectacular, con un blanco impoluto que lo ilumina todo, con un Harmandir dorado en medio de un estanque de agua y una plataforma donde miles y miles de personas hacen cola cada día para verlo por dentro. Dentro del Harmandir, se abre otro mundo: músicos relatando textos que se escuchan por los altavoces de todo el templo, mientras, un señor lee un libro gigante en el primer piso y otro más pequeño en el segundo. Mujeres en los laterales y en las repisas de los balcones interiores siguiendo los cánticos. Gente pasando, pasando y pasando. Es hipnótico y atrapa. Este lugar nunca para.
Los Sij veneran y miman a un gurú, un libro llamado Sri Gurú Granth Sahib Ji: lo despiertan y lo acuestan, le hacen la cama, perfuman las sabanas donde el libro descansa, lo adornan con flores… un ritual que se realiza dos veces al día, por la mañana y por la noche. Un ritual que se puede ver.
Por el templo pasan miles de visitantes diarios. No para ni de noche ni de día, gente caminando. La vista se alegra con la cantidad de colores que pasean por aquí, es una maravilla ver tanto color en los atuendos de las personas. Otras, realizan sus baños. El baño de agua en India tiene mucho de sagrado. Otras evitan el calor debajo de la sombra de los techados del templo mientras conversan en familia, se echan una siesta, recitan o lo que les plazca. Es un lugar en el que se puede estar. Se puede estar, se puede dormir y se puede comer, gratuitamente. El templo acoge a todo aquel que decida caer por aquí.
Cada día se reparte comida desde las 06:00 de la mañana hasta las 00:00 de la noche, esto es incesante. Cada día, en cada esquina, se da agua, y esto no cesa. A parte, recoge, limpia y distribuye todas las bandejas. Prepara comida a cada minuto: pela los ajos, cebollas, patatas, berenjenas. Cada día lo que haya. Prepara la masa de los chapati, haz la bolita y aplánalos, luego al fuego. Grandes ollas que hierven con el dhal (legumbres), los guisos diarios. Y no hay que dejar de banda la limpieza. Tanto el templo como las áreas comunes a todas horas lucen impecables. Abre y recoge las alfombras cada día, barre y friega el suelo en cada turno.
Muchísimos voluntarios hacen que todo esto sea posible los 365 días al año, casi 24 horas. Se dice pronto, pero la organización del templo, es apabullante, da mucho que pensar. Lo bueno, que cualquiera puede ser voluntario un ratito que tenga al día. Esto es otra ventaja de acercarte a la cultura y hacer vida en un templo Sij.