Al cruzar la frontera de Uzbekistán – Kazajistán, una vez fuera del edificio fronterizo andamos tres kilómetros hasta la carretera principal para poder llegar en autostop a Shymkent. La ubicación era perfecta y pasaban tantos coches, que salir iba a ser muy sencillo. Teníamos la seguridad que alguien nos llevaría sin problema. Una vez plantamos las mochilas en el suelo y extendimos nuestro pulgar, no tardó ni un minuto en parar el primer coche. – ¿Shymkent? – Da – ¿Avtostop,…

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