Decidimos quedarnos a dormir en la vecina población de Jiuquan ya que había CS disponible. Jiuquan nos pareció tranquila y nada turística. La mayoría de los turistas chinos y extranjeros paran en la vecina Jiayuguan, ciudad que se lleva toda la importancia turística. En un cómodo autobús de línea te puedes plantar de una ciudad a otra en poco tiempo.
Jiayuguan, es una ciudad conocida en la Ruta de la Seda por ser la puerta de entrada a China, a lo que ellos llamaban el final del imperio y del mundo civilizado. Por ello nos centramos en visitar la fortaleza de Jiayuguan y el último tramo de la Gran Muralla China con unas vistas estupendas al Desierto del Gobi.
La fortaleza de Jiayuguan o Paso Jiayu fue construido durante la primera dinastía Ming. Este control servía como puesto de vigilancia durante el paso de comerciantes y con el tiempo se reforzó para evitar una conquista por parte de Temerlán. Era el paso para entrar más vigilado de toda China. Cuando expulsaban a algún malhechor del imperio, aquí es donde le pegaban la patada y lo abandonaban a su suerte en pleno desierto. A día de hoy, para acceder a la fortaleza primero has de pagar la entrada y pasear por un parque muy cuidado hecho expresamente para los turistas chinos. Posteriormente se puede contemplar toda la parte exterior de la fortaleza y acceder a su interior. Sin querer nos colamos por la puerta de atrás. Si lo planeamos no nos sale tan bien.
Para llegar al último tramo de la Gran Muralla China no hay transporte público, solo está la opción de andar, taxi o autostop. A la salida de la fortaleza nos dispusimos a andar los 8km que la separan de la Gran Muralla China y le echamos dedo al primer coche que pasó. El autostop en este país funciona increíblemente bien, los chinos son muy hospitalarios con el extranjero y siempre ayudan aún sabiendo que la comunicación a veces puede llegar a ser confusa. El chico nos acercó hasta la muralla, nos hicimos una foto y siguió su camino.
La muralla, a pesar de que tiene tramos reconstruida, nos encantó. Hay que subir hasta la cima de la montaña para poder contemplar realmente donde estamos. Por una parte, a lo lejos, se ve la ciudad de Jiayuguan con una fábrica y sus chimeneas, por la otra se distingue perfectamente el Corredor de Heixi con las montañas Qelian, estas montañas separan por más de 800km la meseta tibetana del Desierto del Gobi. Las vistas son increíbles desde la cima donde nos quedamos un buen rato perdidos en la inmensidad del paisaje.
