Durante los siglos XVI y XVII esta pequeña ciudad sirvió como puerto comercial, siendo uno de los más importantes del sureste asiático. En ella se asentaron chinos, japoneses, holandeses e indios y se la conocía por diferentes nombres, como Hai Po o Faifo.

Declarada Patrimonio de la Humanidad, esta ciudad se conserva muy bien y prueba de ello es el emblemático puente japonés que dividía la ciudad. A un lado el asentamiento nipón y al otro el resto de la ciudad. Las numerosas casas y edificios se pueden ver dando un paseo por sus calles.

Puente japonés de Hoi An
Puente japonés de Hoi An
Calle antes de cruzar el puente
Calle antes de cruzar el puente

Hoi An es una bonita ciudad, con un pasado interesante, edificios muy bonitos y únicos, pero sobrevalorada. Imaginamos que el auge turístico que ha recibido esta ciudad en los últimos años ha influido en sus comerciantes hasta el punto en que en un puesto callejero te lleguen a pedir lo mismo que un restaurante por un plato, aunque también tenemos que decir que aquí encontramos la cerveza más barata de todo el país.

Templo chino
Templo chino
Calle del casco antiguo
Calle del casco antiguo

Un buen punto de encuentro es el ajetreado mercado donde se pueden comprar todo tipo de productos, pero sobretodo suvenires y artesanías. Hoi An también es conocida por los trajes a medida, por una cantidad asequible se puede encargar hacerse uno en una de las tantas tiendas que se reparten por el casco antiguo.

Mercado de Hoi An
Mercado de Hoi An
Cerca del mercado de Hoi An
Cerca del mercado de Hoi An
Juegos y música en directo
Juegos y música en directo

Durante el día recomendamos perderse por las calles y pasear sin rumbo fijo, a la orilla del río hay bares y restaurantes con buenas vistas, aunque también hay puestos callejeros donde comer algunos de los platos típicos, aunque se tendrá que pelear duro para conseguir un precio justo.

Aquí se regatea hasta el Cà Phè
Aquí se regatea hasta el Cà Phè
Los puestos de fruta andantes, se cuentan por decenas
Los puestos de fruta andantes, se cuentan por decenas

Por la noche las calles se iluminan y los farolillos las tiñen de colores, la gente se sienta en las terrazas y los puestos se multiplican, en un ambiente tranquilo los visitantes se mezclan con los locales.

Los farolillos navegan a la deriva
Los farolillos navegan a la deriva
Farolillos de colores
Farolillos de colores